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Comentario al Evangelio del 19 de noviembre

Jueves XXXIII Semana

Tiempo Ordinario

19 de Noviembre de 2020



Evangelio


Si comprendieras lo que puede conducirte a la paz


+ Del santo Evangelio según san Lucas 19, 41-44


En aquel tiempo, cuando Jesús estuvo cerca de Jerusalén y contempló la ciudad, lloró por ella y exclamó:


“¡Si en este día comprendieras tú lo que puede conducirte a la paz! Pero eso está oculto a tus ojos. Ya vendrán días en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán y te atacarán por todas partes y te arrasarán. Matarán a todos tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no aprovechaste la oportunidad que Dios te daba”.



Comentario al Evangelio


En otro pasaje evangélico hemos leído que Jesús ha llorado por la muerte de su amigo Lázaro. Hoy, el evangelista Lucas, nos describe a Jesús llorando por Jerusalén, previendo su ruina. La ciudad de Jerusalén no ha sabido comprender lo que la conduce a la paz, “no aprovechaste la oportunidad que Dios te daba”. No reconoció ni aceptó a Cristo Jesús, Hijo de Dios y la destrucción se hizo efectiva en el año 70 por las tropas de Tito.

Cfr. Actualidad Litúrgica n. 253.

Reflexionamos


· ¿Valoras lo que tienes?

· ¿Comprendes lo que puede conducirte a la paz?

· ¿Aprovechas la oportunidad que Dios te da para dirigirte a Él?




Nos comprometemos


Agradecimiento: Para un creyente, el hecho de que exista Dios, el Ser Supremo y Perfecto, constituye el mayor de los dones. Por eso manifiesta solamente su agradecimiento en el canto del Gloria de la Misa.

Gustavo Villapalos y Alfonso López,

El libro de los valores, Ed. Planeta, 2001.



Agradecimiento a los maestros I


La gratitud se siente cuando se capta el sentido de lo valioso. El padre que habla a su hijo en este texto emocionado sabe ver en bloque el conjunto de la vida del que ahora es todavía un escolar y, por ello, aprecia la labor del maestro en su justa medida, su esfuerzo y su fecundidad.


Tu compañero Stardi no se queja nunca de su maestro, estoy seguro. «El maestro estaba de mal humor, estaba impaciente».


Tú lo dices en tono resentido. Piensa en cuántas veces demuestras impaciencia tú, ¿y con quién? Con tu padre y con tu madre, con los cuales tu impaciencia es un crimen. ¡Tiene mucha razón tu maestro al ser a veces impaciente! Piensa en los años que hace que lidia con chicos, y que, si tuvo muchos cariñosos y agradables, encontró también muchísimos ingratos, que abusaron de su bondad e ignoraron su fatiga; y piensa que, por desgracia, entre todos, le dais más amarguras que satisfacciones. Piensa que el más santo varón de la tierra, puesto en su lugar, se dejaría dominar a veces por la ira. Y, además, ¡si supieras cuántas veces el maestro va a dar clases enfermo, sólo porque no tiene una enfermedad bastante grave para dispensarle de la escuela, y está impaciente porque sufre, y siente un gran dolor al ver que vosotros no os dais cuenta o abusáis de ello! Respeta y ama a tu maestro, hijo.

Edmundo de Amicis, Corazón, Alianza Editorial, 1984.




V. Continuaré, Oh Dios mío

R. ¡Haciendo todas mis acciones por tu amor!


V. San Juan Bautista de la Salle

R. ¡Ruega por nosotros!


V. Viva Jesús en nuestros corazones

R. ¡Por siempre!

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