top of page

Comentario al Evangelio del 07 de septiembre

Lunes XXIII Semana

Tiempo Ordinario

7 de Septiembre de 2020

Evangelio

Estaban acechando a Jesús para ver si curaba en sábado.

+ Del santo Evangelio según san Lucas 6, 6-11

Un sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada.

Los escribas y fariseos estaban acechando a Jesús para ver si curaba en sábado y tener así de qué acusarlo. Pero Jesús, conociendo sus intenciones, le dijo al hombre de la mano paralizada: “Levántate y ponte ahí en medio”. El hombre se levantó y se puso en medio.

Entonces Jesús les dijo: “Les voy a hacer una pregunta: ¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal, salvar una vida o acabar con ella?”. Y después de recorrer con la vista a todos los presentes, le dijo al hombre: “Extiende la mano”. Él la extendió y quedó curado. Los escribas y fariseos se pusieron furiosos y discutían entre sí lo que le iban a hacer a Jesús.

Comentario al Evangelio

Este pasaje cierra las seis discusiones o diferencias que Jesús ha tenido con los escribas y los fariseos. La anotación “un sábado” nos centra precisamente en el centro de esta discusión: la ley del sábado. Después de la curación del enfermo, viene la pregunta clave del pasaje, y cada una de sus partes está formada por dos verbos auténticos: “hacer el bien-hacer el mal” / “salvar-perder”. “Hacer el bien”, se refiere a la curación del enfermo. “Hacer el mal” parece condenar la acción maligna de los adversarios. El objeto de los verbos “salvar-perder” está indicado con la palabra griega psyjé, que no significa aquí “alma” sino la totalidad de la persona. Jesús no viene a abolir leyes ni costumbres, sino a dar plenitud. Las normas están muy bien, y son necesarias, pero sin llegar a un legalismo formalista.

Reflexionamos

· ¿Las normas están por encima de las personas?

· ¿Se debe cumplir la ley por la ley sin tomar en cuenta a las personas?

· ¿Qué te dice el modo de proceder de Jesús?

Nos comprometemos

Compasión: La auténtica humanidad nace únicamente cuando, en vez de juzgar al otro, sufrimos con él. Porque su error es un espejo de mis errores. La compasión no es un sentimiento con el que me pongo por encima de los demás, sino por medio del cual me pongo en la piel del otro y padezco con él, porque su sufrimiento también es mío.

Anselm Grün,

El libro de los valores, Santander 2007.


¿Culpable o inocente?

En una ocasión, Federico II de Prusia visitó la prisión de Spandau. Preguntó a cada uno de los presos la causa de su condena. Todos se declararon inocentes: que todo había sido una calumnia, un error, una injusticia… Sólo uno dijo ser culpable y aceptó que estaba en la cárcel por los delitos y fechorías que había cometido.

Ante ese reconocimiento y confesión, el rey le dijo:

-No está bien que un malvado como tú esté entre tantos inocentes. Éste no es tu sitio. Sal inmediatamente de la cárcel.

********

La justicia humana no suele actuar así. Al que se declara culpable, la justicia de los hombres lo condena. La justicia divina sí actúa así. Propuse: “Confesaré al Señor mi culpa. Y Tú perdonaste mi culpa y mi pecado” (Ps. 31, 5). Propuse confesarlo y ya se me perdonó.

Dice San Agustín: “¿Te acusas? Dios te excusa. ¿Te excusas? Dios te acusa”.

Agustín Filgueiras Pita,

Orar con… Un pan para cada día, Bilbao 2004.

V. Continuaré, Oh Dios mío

R. ¡Haciendo todas mis acciones por tu amor!

V. San Juan Bautista de la Salle

R. ¡Ruega por nosotros!

V. Viva Jesús en nuestros corazones

R. ¡Por siempre!

14 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page